La música te encuentra.
Puedo decir orgulloso que poseo una colección de discos de casi todas las épocas y estilos con más de doce mil vinilos entre álbumes, singles de 7”, maxi singles de 12” y rarezas de esas de 10” como una edición francesa de The Beatles de antes del 63 cuando Pete Best todavía era batería de la banda.
Además poseo no sé cuántos cientos de CDS, recopilatorios y formatos varios todos cuidadosamente escogidos y aunque algunos me crean y otros no, todos, absolutamente todos son discos que en algún momento de mi vida me han encontrado. Bien sea por el contenido o directamente porque la portada me llamó la atención o bien porque no conocía nada de lo que había dentro y quería sorprenderme.
Siempre ha habido un motivo para recibir, escuchar, admirar e incluso desechar alguno de ellos, un motivo para todos y cada uno de esos discos.

La música te encuentra, de repente un disco se asoma tímidamente por el final de una cubeta donde alguien lo ha dejado mal colocado y es ese el que te atrapa para que la persona que sea merecedora de él y sepa apreciar lo que ello contiene pueda poseerlo, algo así como Lord of the Rings. Todo esto es muy bonito hasta que llega la nueva generación, aquella que nos sigue, la que navega en un desierto lleno de mp3s, wavs y aiffs que compra o baja de forma indiscriminada, de manera masiva, sin prestar atención a lo que tienen en frente pues al ser una “sucesión de código binario ordenado de cierta forma” es más fácil perderse en él, dirían algunos.
Yo creo que no hay excusa para no investigar, para sentir el placer de tener algo que te sorprenda, no aquello que puedes comprar en cualquier lugar sino algo que ha sido escogido por ti, por tu voluntad de humano, por aquello que todos creemos tener y que pocas veces valoramos, libertad de elección. Me gustaría que muchos más pudieran sentir el placer de disfrutar aquello que te ha encontrado, algo que ni siquiera sabías cómo se llamaba y ahora forma parte de tu vida ya que cada vez que lo escuches esa emoción volverá a ti, como si fuera el mismo día que te encontró. No importará si han pasado veinte años, el sentimiento de felicidad volverá a ti incluso con mayor fuerza y entonces pensarás que valió la pena el esfuerzo, la dedicación, todo lo que tuviste que pasar hasta que la música te encontró.

Muchos de aquellos que trabajamos con música vemos pasar cientos de temas por delante nuestro cada día pero muy pocos de esos temas son llamados a quedarse entre nosotros.
Los demás irán directamente a la papelera de tu Mac o de tu Windows pero serán destruidos vilmente por el mismo código con el que fueron creados. De repente pasarán a no significar nada pues ni siquiera podrás recordar la portada. Música que pasó por tu vida sin pena ni gloria, tan banal que ni siquiera hizo el esfuerzo de buscarte.
Otros dicen que la música les cuesta mucho trabajo. Yo creo que confunden trabajo con el tiempo que tardas en descargarte un archivo al que ni siquiera pones nombre pues el mp3 ya lleva un cover incorporado en su metadata que aparecerá en el display de tu reproductor. Ni siquiera te molestarás en saber quién lo ha hecho pues te engañarás con el nombre que aparece de primeras, tu capacidad de investigar será cortada de raíz. ¿Créditos? ¡Eso qué es! Tú te quedas con lo primero que lees y prefieres decir tengo lo nuevo de (DJ conocido o de moda) a profundizar en la música y en el equipo que hay detrás. ¡Ah no! Que ya no hay equipos de producción.
Vivimos en la época del yo me lo guiso y yo me lo como. Mentira, sí que los hay y muy buenos. Grandes productores, músicos, ingenieros que participan en una producción pero muchas veces el gran ego injustificado del productor ejecutivo que ahora se convierte en artista impide que todo ese talento salga a la luz pues ya no queda impreso ni siquiera en un cover.
Es una pena, la verdad. Tanta gente que merece ser reconocida y a la hora de la verdad nadie sabe ni siquiera que existen.
Esas creaciones andan buscando alguien que las entienda pero no lo consiguen porque sus creadores están opacados por grandes egos de otros ni siquiera creadores. Por desgracia (y a veces por suerte) esos temas no encontrarán a nadie salvo a aquellos que los arrojarán a la misma papelera al cabo de pocas semanas pues ni siquiera merece tenerlos de backup en un segundo disco duro. Hasta este punto hemos llegado y la música cada vez se respeta menos.
Desde aquí te llamo a que no desesperes pues la escena llamada a veces despectivamente “underground” está plagada de música, de producciones esperando a alguien como tú, alguien que merezca ser encontrado en cualquier momento, sin límite de edad, modas o situación geográfica.
La música es música, tiene vida pues los que la crean insuflan pequeños soplos de energía para que la composición adquiera vida propia. A partir de ahí la música se expande como un virus y nos puede llegar desde el lugar más insospechado. Deja que la música te encuentre y aprende a disfrutar de ella. Si, una vez me dedique a la música. Apenas fueron casi 30 años de mi vida pero durante ese tiempo miles de temas, canciones y ritmos supieron encontrarme y hacerse mis amigos.

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