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Herbie Hancock y el declive del jazz en la escena pop: "La música ya no importa"


 

En una era dominada por las listas de éxitos y las estrellas del pop que se convierten en íconos globales, el jazz, un género musical que alguna vez estuvo en el centro de la cultura popular, parece haberse desplazado a los márgenes. Herbie Hancock, legendario pianista y compositor de jazz, ha ofrecido una perspectiva contundente sobre este fenómeno, destacando un cambio profundo en la relación del público con la música.

En una reciente entrevista, Hancock reflexionó sobre por qué el jazz ya no ocupa el lugar prominente que alguna vez tuvo en la escena pop. "Porque la música ya no importa. La gente ya no se preocupa por la música misma, sino por quién hace la música. El público está más interesado en las celebridades y en cómo cierto artista es más famoso que la música", afirmó Hancock, señalando una realidad que muchos consideran la consecuencia inevitable de una cultura mediática centrada en la fama y el glamour.

Hancock no se limita a criticar la superficialidad del público actual, sino que también explora cómo este cambio ha afectado la esencia misma de la música. "Cambió la forma en que el público se relaciona con la música. Ya no tiene una conexión trascendental con la música y su calidad. Sólo quiere el glamour", continúa Hancock, subrayando la transformación de una experiencia musical íntima y profunda en una búsqueda de reconocimiento y espectáculo.

El jazz, con sus profundas raíces históricas y culturales, se encuentra en una encrucijada. Según Hancock, el género no desea formar parte de este nuevo paradigma de la música popular. "El jazz no quiere ser parte de ello. ¿Sabes por qué? No se trata de humildad, o arrogancia, una postura 'no queremos ser famosos, somos underground'. Nada de eso. El jazz es sobre el alma humana, no sobre la apariencia", enfatiza. Para Hancock, el jazz no es simplemente un estilo musical; es una forma de expresión que trasciende las apariencias y se centra en valores fundamentales.

"El jazz tiene valores, enseña a vivir el momento, a trabajar juntos y sobre todo a respetar al siguiente. Cuando los músicos se reúnen para tocar juntos, hay que respetar y entender lo que hace el otro", explica Hancock, delineando una visión del jazz como una colaboración profunda y respetuosa entre artistas. Para él, esta esencia del jazz, que valora la libertad y la autenticidad, está intrínsecamente ligada a sus raíces históricas. "El jazz en particular es un idioma internacional que representa la libertad, por sus raíces en la esclavitud", añade Hancock, conectando la importancia del género con su capacidad para evocar un sentido de liberación y autoafirmación.

Finalmente, Hancock concluye con una reflexión sobre el impacto emocional del jazz en sus oyentes. "El jazz hace que la gente se sienta bien consigo misma", afirma, resaltando la capacidad del género para conectar con la humanidad a un nivel profundo y personal.

El análisis de Hancock ofrece una crítica poderosa del estado actual de la música popular, mientras defiende el lugar del jazz como un refugio para aquellos que buscan autenticidad y significado más allá del brillo superficial de la fama. Su visión nos invita a reflexionar sobre qué hemos perdido en nuestra relación con la música y lo que podríamos recuperar si nos permitimos escuchar con el corazón en lugar de solo con los oídos.


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