El futuro dominado por la IA: el valor del contenido "puro" del pasado
El futuro dominado por la IA: el valor del contenido "puro" del pasado
En un mundo donde la inteligencia artificial (IA) domine la creación de contenidos, el contraste entre lo generado por máquinas y lo que alguna vez fue concebido por mentes humanas será abrumador. Series, películas, fotografías, canciones e incluso los memes que hoy circulan en las redes sociales podrían adquirir un valor inesperado, convirtiéndose en piezas de colección que representen una era auténtica, antes de la intervención total de la IA en la creatividad.
El arte pre-IA: ¿la nueva era dorada?
En estos momentos, estamos en el umbral de una revolución sin precedentes. La era de la pre-IA está llegando a su fin, marcando el inicio de una nueva etapa en la historia de la humanidad. Películas como Pulp Fiction de Quentin Tarantino, Parasite de Bong Joon-ho, La La Land de Damien Chazelle y Dune de Denis Villeneuve, o series como Breaking Bad, Friends, Stranger Things y The Crown podrían trascender su estatus actual y ser vistas, dentro de unas décadas, como joyas inigualables de un tiempo en que las narrativas, aunque imperfectas, eran profundamente humanas. En el futuro, cuando los guiones sean generados por algoritmos que optimicen cada giro de trama para maximizar el impacto emocional, estas obras serán valoradas por su "impureza". Esa autenticidad, nacida de las experiencias y emociones humanas, será algo que la IA, por muy avanzada que sea, no podrá replicar por completo.Al mismo tiempo, somos testigos del final de una era en la que todo lo que consideramos como arte, historia y cultura fue creado por seres humanos. Este es un momento nostálgico y casi melancólico, pero también lleno de esperanza. Es la última oportunidad para apreciar la belleza de la imperfección, la chispa de lo inesperado y la genuinidad de la experiencia humana.
Del mismo modo, la música de artistas como Radiohead, Adele, Taylor Swift, y Kendrick Lamar podría ser reverenciada no solo por su calidad, sino porque fue creada en una época donde los sentimientos no se basaban en patrones analizados por redes neuronales. Incluso los errores en estas obras –una nota fuera de lugar, un verso menos pulido– serán vistos como testimonios de humanidad, vestigios de un tiempo en que crear era una lucha, no un proceso automatizado.
Del mismo modo, la música de artistas como Radiohead, Adele, Taylor Swift, y Kendrick Lamar podría ser reverenciada no solo por su calidad, sino porque fue creada en una época donde los sentimientos no se basaban en patrones analizados por redes neuronales. Incluso los errores en estas obras –una nota fuera de lugar, un verso menos pulido– serán vistos como testimonios de humanidad, vestigios de un tiempo en que crear era una lucha, no un proceso automatizado.
Fotografía y cine: el alma detrás del lente
En el ámbito de la fotografía, imágenes icónicas como las de Steve McCurry (autor de la famosa "Niña afgana") o las de Sebastião Salgado serán apreciadas no solo por su calidad artística, sino por haber capturado la realidad con una visión humana. En el futuro, las fotografías generadas por IA podrían ser técnicamente perfectas, pero carecerán de esa conexión emocional que solo un ojo humano puede captar.
Nostalgia por los tiempos "imperfectos"
Es posible que en ese futuro dominado por la IA surja un fenómeno cultural que podríamos llamar la nostalgia del origen, un movimiento que valore y proteja todo lo que fue creado antes de la intervención masiva de la tecnología. Así como hoy buscamos discos de vinilo, cámaras analógicas o libros impresos, las generaciones futuras podrían redescubrir los primeros vídeos de YouTube, los textos de blogs olvidados o los memes que definieron nuestra era.
El contenido que ahora consideramos trivial, como las primeras temporadas de The Office o las fotografías tomadas con cámaras desechables en los años 90, podría convertirse en objetos de culto. Serán recordatorios de un tiempo en el que crear era un acto profundamente humano, lleno de errores, limitaciones y, por ende, de autenticidad.
El contenido que ahora consideramos trivial, como las primeras temporadas de The Office o las fotografías tomadas con cámaras desechables en los años 90, podría convertirse en objetos de culto. Serán recordatorios de un tiempo en el que crear era un acto profundamente humano, lleno de errores, limitaciones y, por ende, de autenticidad.
La transformación del valor auténtico
Sin embargo, este fenómeno de valorar lo genuino y lo real podría ser temporal. Con el paso de las generaciones y la continua evolución tecnológica, la percepción de lo que consideramos auténtico podría desvanecerse. Las futuras generaciones, nacidas en un mundo donde la IA es omnipresente, podrían perder la pista de si algo fue genuinamente real o una creación artificial desde el principio. Yo he visto cosas que ustedes no creerían: he visto a Rick gritarle al vacío en Casablanca, he visto a Darth Vader rebelarse contra el emperador en Star Wars, he visto a Tony Stark sacrificarlo todo en Avengers: Endgame. Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Perdidos para siempre, en el rincón más profundo de la memoria humana, alejados de la autenticidad que una vez los definió.
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