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María Navarro se despide de 'La Cafetera' con una emotiva carta de agradecimiento a la comunidad y a Fernando Berlín.



La carta de despedida de María Navarro es un texto emotivo y agradecido, en el que hace un repaso a su experiencia en el programa de radio "La Cafetera" y a su relación con la comunidad que lo conforma.

Navarro agradece especialmente a Fernando Berlín, el creador del programa, por la oportunidad que le dio hace siete años de formar parte de este proyecto y por confiar en ella sin dudarlo. Además, destaca el valor de la comunidad que se ha formado en torno a "La Cafetera", un grupo de amigos, familiares y cómplices que comparten la idea de que un mundo mejor es posible y que resisten a la idea de que "todo está perdido".



Navarro también hace hincapié en el carácter independiente del programa y en cómo ha sido construido por los propios oyentes, lo que le da un sentido especial a su experiencia en él. Además, destaca el papel importante que ha tenido Fernando Berlín en el desarrollo del programa y en la formación de su propia carrera profesional.



Por último, Navarro expresa su esperanza de que la resistencia y la unión permitan construir un mundo más justo y digno, y agradece a todas las personas que han formado parte de "La Cafetera" por su apoyo y por haber sido un salvavidas en momentos difíciles.


Bueno resistencia, toca despedirse. En la cafetera no somos mucho de despedirnos, somos de esas personas que no saben, que alargan las sobremesas...Y por ese ADN que tenemos la Resistencia supongo que es tan difícil despedirme de este programa. Sobre todo porque es muy difícil despedirse de un sitio del que nunca te irás.

Quiero agradecer especialmente a Fer, por la oportunidad que me dio hace siete años. Por abrirme la puerta a un mundo maravilloso. Por confiar en mí sin dudarlo, y presentarme ante esta increíble comunidad. Gracias oyentes, mecenas, colaboradores,... A todas aquellas personas que formáis parte de La Cafetera, que no ha sido solo un programa de radio para mí, ha sido mucho más. Me ha visto crecer y vivir las experiencias más intensas de mi vida. Especialmente este año, que ha sido un año peculiar en lo personal, en el que, sin saberlo, habéis sido un salvavidas sin el que no podría haber sorteado el tsunami que a veces nos presenta la vida. Me habéis acompañado hasta la orilla. Me habéis hecho levantarme con energía cada madrugada, sacado una sonrisa cada mañana y dado la fuerza para seguir un día más al pie del cañón.

Esto es un lujo... Ha sido un privilegio trabajar aquí y no hubiera sido posible sin la oportunidad que me ofreció hace 7 años Fernando Berlín, que, sin conocerme, me tendió la mano para formar parte de esta tripulación, de esta nave, para emprender el camino de la Resistencia.

Porque, La Resistencia, para quien no lo sepa, no es solo el nombre con el que nos identificamos aquí, es una comunidad de amigos, familiares, y cómplices de la idea de que un mundo mejor es posible. Un grupo de personas que le da sentido a la vida, que acompaña en los buenos y los malos momentos. Y, sobre todo, que resiste al horrible mantra de que está todo perdido, que no hay alternativa...Sí, la hay, y se llama La Cafetera.

Un programa independiente que emprendió Fernando Berlín una mañana en pijama, que han ido construyendo los propios oyentes y, en la tripulación también hemos estado Pilar de la Peña (nuestra maravillosa voz de la conciencia) y una servidora. Un barco que navega contramarea. Y, a pesar de eso, la fuerza de la resistencia es mucho más fuerte que las olas enfurecidas que muchas veces nos vienen desde arriba.

Hemos demostrado que imaginar otro mundo es posible y que siempre que haya resistencia habrá esperanza. Que no está nada perdido. Que somos muchos y muchas las que creemos que si lo hacemos unidas, podemos construir un mundo digno para quienes vengan en el futuro, en el que frenemos la crisis climática, en el que combatamos la desigualdad, un mundo feminista, sin racismo, sin vidas a la deriva, un mundo en el que la fuerza y el cariño remen mucho más fuerte que cualquier ola reaccionaria.

Fernando, no quiero dejar de lado el papel tan importante que has tenido para introducirme en la cafetera pero sobre todo el papel tan importante que has tenido en mi vida. Especialmente este año. En el que has sido un pilar fundamental y en el que estoy aquí con esta fuerza y energía gracias a ti y que has remado conmigo y has hecho que me sienta tan arropada por toda la comunidad y colaboradores en tiempos que han sido difíciles pero también, y lo mas importante, en tiempos tan ilusionantes como los que hemos vivido. El nacimiento de la pequeña Maya, que como buena resistente fue madrugadora y nos regaló su llegada al mundo el día de la desvirtualización. En Barcelona, el 1 de octubre, esa comida multitudinaria con la Resistencia catalana, y cuando cientos de miles de personas se conectaron a la retransmisión en directo de las manifestaciones. En ese periscope que fue histórico. Y en el que meses más tarde también fuimos testigos de cómo rompí la puerta del estudio y dejamos encerrado a nuestro invitado... En Galicia, cuando nos subimos a esa montaña, con nuestro pequeño equipo -no necesitábamos más-, acompañados por los oyentes que subían a ver amanecer con nosotros. Y, cómo olvidar esa noche en la que sobrevivimos a una lluvia torrencial y, algún que otro susto a medianoche, para amanecer frente al Valle de los Caídos. Como también cuando tuvimos la enorme suerte de conocer a Ascensión Mendieta, de la mano de Emilio Silva, y ser testigos de lo dura que es la lucha por la memoria pero, también, de que emprenderla tiene sus frutos si se hace con unidad.

Y qué decir de las desvirtualizaciones...Son tan necesarias para entender que detrás del micrófono hay tantas personas, escuchando, sintiendo, disfrutando, a veces sufriendo un poquito,... Pero sobre todo que detrás del micrófono hay muchas personas que no solo se sienten acompañadas sino que también están , sin ser conscientes de ello, están acompañando cada mañana a quienes estamos delante del micrófono.

Espero no dejarme ningún agradecimiento. Esto no es fácil, pero de verdad. Si la vida merece ser disfrutada es por cosas como esta. Por experiencias tan maravillosas como las que me habéis dado. Quiero transmitir la importancia que tenéis para mi. Se abre un nuevo camino pero eso no me impide mirar atrás para reconocer el cariño, compañía y amor que he sentido. Sois muy importantes para mi vida, lo seguiréis siendo. Y sí, esto es una despedida... Pero nosotros no somos mucho de despedidas... . La resistencia nunca se despide del todo, siempre dice hasta mañana. Siempre habrá un mañana y un abrazo de hasta luego.

Os pido encarecidamente que apoyéis este programa. Hay muchísimo trabajo detrás. Nos dejamos la piel para que cada mañana haya un café calentito en vuestras mañanas. Estoy muy agradecida por la oportunidad que me habéis dado... Y, No sabría despedirme ... No sabría despedirme y decir un adiós. Nunca podría decir adiós a La Cafetera. Seguiré presente. Vuelvo al otro lado del micrófono. Empecé siendo oyente del programa hace más de 7 años y gracias a la oportunidad que me dio Fer he podido vivir las dos experiencias, la de detrás y delante del micrófono. Las dos son maravillosas. Ahora me toca volver al otro lado, con las miles de oyentes de este programa. Con los miles de mecenas que seguís apoyando este programa que hacen posible que este programa siga emitiéndose, Porque es realmente necesario, es vital que sigamos resistiendo desde lugares tan maravillosos como La Cafetera.

Me paso al otro lado, estaré allí, escuchando que no estoy sola, que somos la resistencia y que un mundo mejor es posible.

Muchísimas gracias Cafetera, Fer, Pilar, María Galería, gracias a todos los colaboradores y a todas aquellas personas que hacéis posible que esto siga adelante.

Os quiero.

Larga vida a La Cafetera


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