Los científicos del Hospital del Mar de Barcelona han descubierto un indicador que muestra el proceso de envejecimiento del cerebro y han destacado la importancia de los hábitos de vida para retrasarlo.
La edad que se refleja en nuestro cuerpo y la que marca nuestra fecha de nacimiento, no siempre son iguales. Asimismo, la edad de nuestro cerebro también puede ser diferente a las otras dos.
La ordenación temporal la llevamos a cabo día tras día y año tras año, según el calendario, pero ¿Qué sucede con las otras dos formas de medir el tiempo?
Actualmente, una investigación llevada a cabo por el equipo neurovascular del Hospital del Mar de Barcelona ha sido publicada en la revista Biology. Los resultados muestran una conexión entre la edad biológica y el proceso de envejecimiento del cerebro, el cual está influenciado por nuestros estilos de vida. Además, se ha encontrado un indicador clave para medir esta relación.
Según el neurólogo Jordi Jiménez Conde, coordinador del estudio, se ha determinado que el proceso de envejecimiento cerebral está relacionado con la edad biológica, independientemente de la edad cronológica. Esto significa que esta relación tiene un impacto en el riesgo de padecer ciertas enfermedades.
"Por ejemplo, una persona con una edad cronológica de 50 años pero una biológica de 80 tendrá los riesgos de padecer las enfermedades de una persona de edad avanzada, como patologías cerebrovasculares, infarto, ictus, deterioro cognitivo o cáncer."
Según el doctor Jiménez Conde, la buena noticia es que se puede hacer algo al respecto y aunque no se puede volver atrás en el envejecimiento del cerebro, cambiando nuestros hábitos podemos evitar que este proceso se acelere.
Un análisis de sangre y una resonancia magnética
Para conocer la edad biológica, se utiliza un examen del ADN. Se determina mediante pruebas en sangre, basadas en el nivel de metilación del ADN, el cual se altera debido a factores externos, como los estilos de vida, según los investigadores del estudio.
"Los hábitos de vida influyen en la configuración del ADN y determinarán la edad biológica."
Respecto a la evaluación del cerebro en términos de edad, se ha desarrollado un método utilizando resonancia magnética. Los científicos han descubierto un indicador y una región del cerebro que sufren cambios con el paso del tiempo: las áreas de intensidad elevada en la sustancia blanca, un tejido donde la circulación sanguínea es más restringida.
En este estudio, se analizaron los resultados de 247 pacientes que habían sufrido un ictus. Se utilizó una técnica de resonancia magnética para evaluar el tamaño de las áreas de hiperintensidad en el cerebro de los pacientes. Además, se realizó un análisis del ADN para calcular la edad biológica de cada paciente.
Hábitos de vida vs. genética
De acuerdo con la investigación, el proceso de envejecimiento biológico sería responsable del 42,7% del deterioro cerebral que se mide a través de la existencia de zonas de alta intensidad en la sustancia blanca del cerebro.
Cambiar nuestras formas de vida (como evitar la exposición a sustancias dañinas como el tabaco, cuidar nuestra alimentación, hacer ejercicio, reducir la contaminación y controlar los factores de riesgo) puede ayudar a retrasar el envejecimiento del ADN y, por lo tanto, disminuir el aumento de hiperintensidades de sustancia blanca en el cerebro.
Todavía falta estudiar, sin embargo, los efectos que tiene la genética sobre estas lesiones del cerebro y clasificar las hiperintensidades en función de aspectos como, por ejemplo, la localización en el cerebro, para ver si tienen causas diferentes en función del espacio que ocupan.
La existencia de una gran cantidad de estos tejidos se relaciona con varias enfermedades, como el deterioro cognitivo no específico, problemas en la forma de caminar y un mal pronóstico en la recuperación del cerebro frente a cualquier enfermedad que afecte a él.
La cantidad de sustancia blanca que se acumula en el cerebro aumenta con la edad y no se puede revertir, pero se podría retrasar su aumento con un estilo de vida saludable.
La investigación permite tener acceso a nuevas técnicas para mejorar la previsión y el monitoreo de los pacientes, y debería permitir detectar mediante un examen de sangre qué personas tendrán más probabilidades de sufrir un envejecimiento cerebral acelerado, según concluye el doctor Jiménez Conde.
"El envejecimiento cerebral es modulable. Según nuestros hábitos, es decir, a qué exponemos el organismo, tendremos un envejecimiento cerebral u otro."
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