El libertarismo en ruinas: ¿$LIBRA, un “rug pull” más en la saga Milei?
En una nueva jugada que parece sacada de un manual de “cómo estafar a tu pueblo sin remordimientos”, el presidente de Argentina, Javier Milei, volvió a encender la mecha del caos financiero en redes. Esta vez, en su cuenta de X (anteriormente Twitter), el libertario autoproclamado impulsó la criptomoneda $LIBRA, prometiendo que “incentivaría el crecimiento de la economía argentina”. ¿El resultado? Un ascenso meteórico de su valor, seguido por un desplome brutal que dejó a miles de inversores con más preguntas que respuestas y con los bolsillos lacerados.
La promesa del “milagro libertario”
Con su característico tono de “viva la libertad, carajo”, Milei compartió un mensaje en X en el que elogia un proyecto privado –una supuesta solución para financiar pequeñas empresas y startups– que, en cuestión de minutos, catapultó el valor de $LIBRA a cifras que rozaban los 4.500 millones de dólares. Pero si creías que el libertarismo de Milei era sinónimo de progreso y prosperidad, te espera un giro de guion digno de una tragicomedia: la moneda, que resulta ser una “moneda meme” sin ningún respaldo en la economía real, terminó colapsando al momento en que las billeteras concentradoras retiraron sus fondos. ¡Ah, la dulce ironía de que la “libertad” se mida en rug pulls y estafas!
El deja vu de las estafas pasadas
No es la primera vez que el “maestro de la economía de mercado” se ve envuelto en polémicas financieras. Recordemos aquellos memorables episodios de Coinx World, Generación Zoe y N&W Professional Traders, en los que sus recomendaciones –o meras opiniones disfrazadas de consejo experto– arrastraron a jubilados y ciudadanos vulnerables a la ruina. La narrativa es casi predecible: promesas de retornos milagrosos, discursos grandilocuentes en el Congreso y, al final, el sabor amargo de las pérdidas millonarias. Y, a pesar de que estos hechos datan de hace un año, el electorado, con la ceguera habitual ante discursos de “libertad absoluta”, volvió a depositar su voto en el mismo “salvador” de la economía.
La rápida retirada y la doble moral
Cuando la crisis de $LIBRA alcanzó su clímax –con la cotización desplomándose en cuestión de minutos– el propio Milei decidió borrar su tuit promocional. Su justificante: “no estaba interiorizado de los pormenores del proyecto”. ¡Claro, como si apoyar una estafa hubiera sido un error de novato! Mientras los críticos y expertos en criptomonedas no pierden la oportunidad de señalar la centralización del token (con más del 80% de los tokens en apenas cinco billeteras), el presidente se limita a reclamar que sus detractores buscan “sacarlo a patadas en el culo”. Una defensa que, en tono mordaz, resulta más un bufón que una respuesta seria.
¿El libertarismo que nos venden?
La retórica libertaria de Milei, con su promesa de romper las ataduras del Estado y liberar al ciudadano de las ataduras burocráticas, se desmorona en evidencia cuando se mira el historial. Entre escándalos y promesas incumplidas, su discurso se ha vuelto un teatro en el que se venden utopías mientras la realidad, llena de estafas y pérdidas, golpea sin piedad. La misma gente que aplaudió sus discursos en el Congreso, ignorando las señales de alerta, hoy se enfrenta a la amarga ironía: el libertarismo, en este caso, se traduce en desamparo financiero.
El caso $LIBRA es el último capítulo de una saga que no sorprende: un líder que, con un discurso embriagado de libertad y desenfreno financiero, invita a sus seguidores a confiar sin reservas, solo para desaparecer tras dejar a cientos de miles en la ruina. El libertarismo que nos venden resulta ser una ilusión vacía, una retórica que, a pesar de sus evidentes contradicciones, sigue siendo el boleto de entrada a las urnas. Y así, mientras la Justicia comienza a indagar este nuevo “criptogate”, el electorado parece dispuesto a seguir apostando por la misma farsa.
La cruda realidad: de la euforia a la desesperación en cuestión de minutos
Lo que parecía ser un brillante avance hacia la “libertad sin ataduras” se ha convertido en un desastre en tiempo récord. Mientras Javier Milei proclamaba en X que “la Argentina liberal crece”, en pocos minutos el destino de miles de ciudadanos dio un giro radical. Quienes habían confiado en la promesa de prosperidad de $LIBRA se han quedado literalmente en la calle, sin sus ahorros y, para muchos, sin una red de seguridad básica.
El giro inesperado de la fortuna
En un abrir y cerrar de ojos, la misma motosierra ideológica que una vez fue aclamada como la herramienta para cortar las “ayudas estatales opresoras” ha mostrado su rostro más cruel. Durante años, los seguidores de Milei vitorearon la eliminación de subsidios y ayudas sociales, convencidos de que la desregulación y la reducción del Estado eran el camino hacia una economía más eficiente y libre. Sin embargo, tras el desplome de $LIBRA, esos recortes –que antes se veían como un símbolo de emancipación– se han convertido en el pan de cada día para quienes hoy claman por protección y asistencia.
La euforia del libertarismo se evaporó en cuestión de minutos: la misma lógica que impulsó a muchos a apostar por un token sin respaldo se vuelve ahora el reflejo de una realidad brutal. En un abrir y cerrar de tuit, la gente que alguna vez celebró la “libertad absoluta” se ve ahora en una situación de vulnerabilidad extrema. Los recortes a las ayudas sociales, promovidos con tanto fervor, han dejado a una vasta capa de la población sin recursos para enfrentar la crisis, obligándolos a replantear, de forma casi instantánea, la necesidad vital de esas medidas de protección que antes eran vilipendiadas.
Cambios de pensamiento y de vida en tiempo récord
El impacto no se limita solo a las cifras de inversión desaparecida. La experiencia vivida en las últimas horas ha transformado la perspectiva de muchos. Aquellos que ayer celebraban la “motosierra recortista” como una señal de modernización y eficiencia, hoy se encuentran en una encrucijada: la misma política que prometía acabar con la dependencia del Estado se vuelve ahora una herida abierta en sus bolsillos. Para ellos, la falta de ayudas sociales no es una cuestión de ideología, sino de supervivencia.
Testimonios de damnificados y voces críticas en redes reflejan un cambio radical de pensamiento. “Antes gritábamos ‘menos Estado, más libertad’, pero ahora, sin esos subsidios, nos es imposible poner comida en la mesa”, comenta uno de los afectados. Otro, que había invertido gran parte de sus ahorros en $LIBRA, señala con amargura: “En cuestión de minutos, mi vida cambió. No solo perdí mi inversión, perdí la fe en una política que prometía progreso pero nos dejó en la ruina.”
La ironía es palpable: las mismas políticas de recortes que una vez se defendieron como el camino a una sociedad más eficiente, se han convertido en un grito de auxilio para quienes ahora claman por la protección que el Estado debería garantizar. En este contexto, el “libertarismo” de Milei se revela como un espejismo, un discurso que en el calor de la euforia se vendió a precio de oro, pero que en la cruda realidad de la crisis se convierte en el epítome de la irresponsabilidad.
¿Hacia dónde sigue la “libertad” cuando la vida se pone de rodillas?
Con la caída de $LIBRA y el colapso de la confianza en las promesas de un crecimiento milagroso, los damnificados se encuentran hoy sin respaldo y, de pronto, más que nunca, valoran lo que antes se consideraba un lastre: las ayudas sociales. La misma población que en un momento aplaudió la eliminación de subsidios ahora ve en esos apoyos estatales una necesidad vital para sobrevivir.
El cambio es dramático: de aplaudir la “motosierra recortista” a pedir urgentemente el regreso de una red de seguridad que les brinde dignidad y estabilidad. La situación ha expuesto las grietas de un modelo que, en teoría, prometía libertad y prosperidad, pero que en la práctica ha dejado a miles al borde del abismo financiero.
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