Europa: el enemigo está en casa, Europa debe construir una patria real, no venderse a Trump.
La Unión Europea ante la presidencia de Donald Trump: desafíos internos y amenazas externas
A la hora de analizar la respuesta de la Unión Europea a la presidencia de Donald Trump tras su arrolladora victoria electoral, hay que tener en cuenta varios factores. En primer lugar, la situación actual, tanto a nivel económico, social y político a ambos lados del Atlántico. En segundo lugar, las iniciativas normativas que está tomando el gobierno estadounidense. A continuación, la propia situación de la Unión Europea, que precisa de urgentes reformas y cambios de paradigmas por razones tanto de competencia exterior como, fundamentalmente, de convergencia interior.
Centrándonos en esto último, hay que dejar bien claro que el futuro de la Unión Europea dependerá fundamentalmente de sí misma, de su capacidad y voluntad para corregir sus muchos déficits. Para hacernos una idea, sepamos que el año 2024 cerró en la Unión Europea con un desempleo juvenil del 15%, mientras que Estados Unidos lo hizo con un 9%. Por su parte, el PIB 2024 en la UE permaneció prácticamente estancado (+0,8%), mientras que en Estados Unidos crecía un +2,8%. Como fondo, señalar que en estos últimos años se ha dado una clara tendencia hacia la divergencia macroeconómica entre los estados de la UE y una creciente desigualdad social dentro de cada país, lo que entra en evidente contradicción con sus principios fundacionales.
En estos días, tuvimos un nuevo ejemplo de este retraso europeo con motivo de algo que marcará el futuro industrial y económico como es la inteligencia artificial (IA). Mientras China viene de dar un muy fuerte aviso con la aparición del modelo de lenguaje R1 de la Compañía Chia DeepSeel, lo que provocó un desplome en las cotizaciones de las principales empresas tecnológicas de Estados Unidos, este último país anuncia que solo en 2025 invertirá 120.000 millones de dólares en IA, lo que supondrá una tasa de crecimiento del 25% en el período 2021-2025. En este marco, la Unión Europea anuncia un plan plurianual de 200.000 millones de euros; una cifra que, sin negar su importancia, solo hará que el retraso con respecto a Estados Unidos y China se amplíe todavía más, aumentando así su dependencia tecnológica y pérdida de soberanía digital.
Podríamos utilizar muchos otros indicadores macroeconómicos, como la productividad, para confirmar que los problemas de la Unión Europea en el contexto internacional radican en su estructura interna. Todos estos años ha funcionado más como un mercado común que como una unión económica y social. Basta señalar que, mientras el presupuesto global comunitario está fijado en el 1,27% del PIB (1,8 billones de euros para el período 2021-2027), en Estados Unidos el porcentaje es de casi 10 billones de dólares, equivalente al 36% del PIB. Si la UE quiere avanzar, debe incrementar considerablemente su presupuesto y abordar de manera conjunta problemas derivados de la mundialización, como la investigación, las infraestructuras, la educación, el medio ambiente, el empleo y la protección social.
La traición de la ultraderecha europea a la Unión Europea y sus propios países.
Sin embargo, hay un factor adicional que agrava esta situación: la afinidad ideológica de ciertos partidos de ultraderecha con la política de Donald Trump, lo que supone una amenaza directa a la soberanía y estabilidad de la Unión Europea. Bajo una retórica de patriotismo, estos partidos apoyan medidas que, en la práctica, van en contra de los intereses de sus propios países y ciudadanos.
En España, el partido Vox, liderado por Santiago Abascal, ha manifestado su admiración por Trump y ha promovido encuentros internacionales con otros líderes de extrema derecha. Su apoyo a medidas como los aranceles estadounidenses contra productos españoles, en lugar de defender los intereses económicos nacionales, demuestra la incoherencia de su discurso patriótico.
En Francia, Marine Le Pen, líder de Agrupación Nacional, también ha mostrado su cercanía ideológica con Trump, apostando por políticas proteccionistas que chocan con los principios de cooperación de la UE.
El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ha sido un aliado declarado de Trump, defendiendo políticas de soberanía nacional que en realidad benefician más a los intereses estadounidenses que a los europeos.
En Italia, Matteo Salvini, líder de la Liga, ha respaldado abiertamente las políticas económicas y migratorias de Trump, debilitando la posición de la Unión Europea en el escenario global.
Mientras estos líderes europeos proclaman un falso patriotismo, en la práctica favorecen los aranceles impuestos por Trump contra productos europeos, debilitando así la economía de sus propios países. Esta postura contradice frontalmente la defensa de la industria europea y muestra una sumisión ideológica a los intereses de la Casa Blanca, antes que a los de sus propios ciudadanos.
El futuro de la Unión Europea depende de sí misma
Estos son algunos de los asuntos más decisivos para el presente y el futuro de la Unión Europea, por lo que deberían ser una prioridad para sus dirigentes políticos. En lugar de seguir la estela de Trump y su agenda económica, los gobiernos europeos deben reforzar la cohesión interna de la UE y apostar por una verdadera soberanía estratégica en todos los ámbitos: económico, digital, social y político. Solo así podrá hacer frente a los desafíos globales y evitar quedar relegada en el nuevo orden mundial.
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