El apagón en España: ¿un ciberataque? ¿Putin? ¿OVNIs? No, solo la realidad eléctrica que nadie quiere entender
El pasado apagón masivo en España ha demostrado, una vez más, que en este país tenemos dos talentos sobresalientes: el primero, generar energía eléctrica; el segundo, generar teorías sin pies ni cabeza. Desde los tertulianos de La Sexta hasta los visionarios de las ondas paranormales, pasando por los influencers del pánico digital, todos han tenido su minuto de gloria para explicar lo inexplicable... aunque, claro, sin entender nada.
Mientras algunos medios hablaban de hackers rusos, interferencias del CNI o de un Putin que maneja los hilos de la luz como si fuera el mismísimo Darth Vader, lo cierto es que el blackout tiene causas mucho más aburridas para la audiencia de Cuarto Milenio.
Pero no hay misterio sin experto —de verdad— y ahí es donde entra Antonio Turiel, científico del CSIC y experto en energía, que con tono sereno pero devastador desmonta toda esa parafernalia conspiranoica que tanto gusta a Iker Jiménez o a Marc Vidal.
En sus propias palabras:
“Uno de los problemas graves que estamos teniendo ahora mismo tiene que ver con la escasez de gas natural, porque todo el sistema de la red eléctrica europea depende críticamente del gas natural.”
Claro, no suena tan sexy como "hackeo del Kremlin", pero tiene la pequeña ventaja de ser cierto. Y continúa explicando lo que los medios de siempre nunca aclaran bien:
“La electricidad no es un fluido, es una onda que oscila 50 veces por segundo. Cuando tú vas poniendo diversos sistemas en una red para producir electricidad... necesitas que todas ellas estén perfectamente sincronizadas.”
¿Y qué pasa cuando metes a saco renovables sin rediseñar el sistema? Que no hay conjunción astral que salve la estabilidad:
“Es muy, muy, muy difícil sincronizar todos esos sistemas, y esto está llevando a incidentes muy serios.”
Pero no se vayan todavía, que hay más. En 2021, un problema de frecuencias entre Croacia y Alemania ya dejó a Europa al borde del colapso eléctrico. Y no, tampoco fue por culpa de OVNIs. Fue porque estamos jugando a reformar el sistema energético sin saber muy bien cómo hacerlo.
“El problema más gordo que yo veo es un discurso triunfalista de ‘vamos a hacer una transición renovable’ basada en la instalación masiva de grandes sistemas, cuando la energía renovable no tiene unas características adecuadas para hacer esto masivamente.”
Lo que Turiel señala es algo que no cabe en un titular de Al Rojo Vivo: que no es que las renovables sean malas, es que no puedes construir sobre ellas una copia exacta del sistema anterior basado en combustibles fósiles. Las reglas del juego son otras.
“La energía renovable por sus características es poco fiable y muy diferente de la que históricamente se ha generado en el sistema eléctrico.”
Y por si alguien se lo preguntaba: sí, hay renovables más fiables. La hidroeléctrica, por ejemplo:
“La hidroeléctrica es una forma de producción mucho más fiable que la eólica o la solar, porque tiene inercia, es despachable y es regulable.”
Pero, claro, no tiene tanto hype como un dron electromagnético ruso disparando rayos a nuestras torres eléctricas.
En resumen: el apagón no fue un ensayo de guerra híbrida, ni una señal del apocalipsis financiero, ni una operación encubierta del CNI. Fue la consecuencia lógica de un sistema eléctrico europeo cada vez más estresado, más complejo y menos estable.
Y como bien remata Turiel:
“No vamos a poder mantener el mismo consumo energético que teníamos previamente. Vivimos en un planeta finito y no podemos pretender continuar con este sistema económico siempre creciente con unos recursos que son finitos.”
Pero, claro, eso no vende tantos clics como una entrevista con un ufólogo que lee los impulsos electromagnéticos del alma.
Y si todavía queda algún valiente que insista en que todo esto es culpa de la mala suerte, del clima o de algún fenómeno paranormal, basta con mirar un dato incómodo: mientras se caen las redes eléctricas, los gobiernos siguen vendiendo titulares de transición energética como si fueran cupones de la ONCE. Eso sí, sin mencionar que seguimos subvencionando combustibles fósiles, sin reformar las infraestructuras y sin explicarle a la gente que consumir como si tuviéramos tres planetas no es precisamente sostenible… ni realista.
Porque aquí no se trata solo de ciencia, se trata de voluntad política. Pero claro, exigir coherencia energética a quienes confunden "resiliencia" con “más placas solares sin baterías” es como pedirle a un tertuliano que lea un informe técnico antes de opinar: una utopía.
Turiel nos lo dice sin rodeos: no es un problema técnico, es un problema de modelo. Pero mientras tanto, seguimos votando discursos mágicos, aplaudiendo promesas imposibles y culpando a Rusia cada vez que se apaga la luz… aunque el interruptor esté en Bruselas.
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