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Trump se rinde (un poco): Pone en pausa sus aranceles, pero desata la guerra total con China


 ¿Alguna vez viste a alguien encender fuegos por todo el vecindario y luego salir corriendo con una manguera a medias para apagar solo los que más huelen a humo? Pues así está la política comercial de Donald Trump, que acaba de poner en stand-by sus aranceles para casi todos los países del mundo... menos para China, claro, que eso le sirve para seguir haciendo campaña con cara de tipo duro.

La historia es simple: Trump se pegó un tiro en el pie económico y ahora está intentando vendarse con esparadrapo de supermercado. Resulta que las tasas que había impuesto a diestro y siniestro empezaron a provocar un efecto colateral no previsto: la economía de EE.UU. empezó a crujir como puerta vieja en película de terror.

Y justo cuando los mercados estaban más nerviosos que un gato en una fábrica de petardos, ¡sorpresa! El presidente decide que siempre no, que mejor se toma un descanso. Una pausa de 90 días para casi todos... excepto para su obsesión geopolítica favorita: el dragón chino, a quien ha subido los aranceles al 125%, porque si vas a hacer el ridículo, hazlo con estilo.

"Están todos rogando por acuerdos", dijo, mientras el mundo le daba la espalda

Según Trump, más de 70 países estaban suplicándole como si fuese un gurú iluminado del comercio internacional. "Todos me están llamando, quieren hacer tratos, están besándome el... respeto", vino a decir en uno de esos discursos que hacen que el traductor simultáneo se cuestione su carrera.

Pero mientras se pavonea en su red social con frases grandilocuentes, la realidad le muerde el trasero con fuerza: Wall Street en caída libre, tecnológicas desplomándose, y ciudadanos estadounidenses perdiendo una parte brutal de sus ahorros, porque en el país de la libertad no hay seguridad social, pero sí muchas acciones de Amazon en el fondo de pensiones.

Elon Musk: de gurú futurista a meme bursátil

Uno de los grandes damnificados de esta novela de enredos es Elon Musk, que entre saludo nazi y tuit delirante se ha dado cuenta de que vender coches eléctricos no es tan fácil si cada pieza tiene un arancel distinto. Resultado: Tesla ha perdido más del 40% de su valor en bolsa, y ahora Elon va por la vida diciendo que está a favor del libre comercio. Vaya, quién lo diría.

Aunque claro, que no se le olvide que además de las tasas, muchos consumidores han decidido que no quieren comprar un coche a alguien que tuitea como si fuese un comentarista de foro conspiranoico.

Europa hace las maletas (y no precisamente para ir a Washington)

Mientras tanto, Europa ha hecho lo más sensato que se puede hacer en este lío: buscar otros socios. Y ahí tenemos a Pedro Sánchez, cual diplomático Indiana Jones, recorriendo Vietnam y China para ver dónde podemos colocar nuestros jamones, vinos y tecnologías sin que un tuit presidencial nos suba el precio al doble.

Lo irónico es que hoy, en pleno siglo XXI, exportar a China se considera más estable que a EE.UU.. Una frase que habría parecido ciencia ficción hace unos años, pero que hoy se repite en Bruselas con tono serio y hasta con un poco de alivio.

Guerra comercial versión: "Yo contra el mundo, pero ahora solo contra uno"

Trump, tras darse cuenta de que pelearse con todo el planeta a la vez no era buena idea, ha decidido enfocar toda su furia en un solo país. Claro, porque es mejor romper un único puente que volar todo el mapa, ¿no?

El problema es que el daño ya está hecho. Los mercados, que son como niños mimados con mucho dinero, no entienden de pausas ni de discursos grandilocuentes. Ellos ven números rojos y salen corriendo.

Y así, mientras los analistas intentan descifrar si esto es una táctica o simplemente improvisación caótica, la pregunta que se hace medio mundo es: ¿cuál será la próxima genialidad de Trump? ¿Volver a imponer los aranceles en tres meses? ¿Montar un TikTok explicando economía con muñecos? Todo puede pasar.



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